
Centinelas vigilan que no entre nadie por la puerta de atrás...
Controlar la entrada nos permite controlar nuestra alma.
A veces, o muchas, se cuelan pájaros que vuelan sobre nuestra cabeza, no podemos atraparlos y se van cuando vientos mas fuertes les empujan hacía otro lugar...
Así es la vida, así es el amor, descontrol sobre el control.
Lo único que podemos hacer es contemplar a esos pájaros y dirigir nosotros su vuelo.
"Lo único", suena catastrofista, no lo es, porque lo único que podemos hacer en nuestra vida es luchar contra esas cosas en forma de pájaros que no nos dejan vivir en paz con nosotros mismos. No digo que sea fácil, pero cuando se consigue es sumamente placentero y reconfortante. Saber, que a pesar de las adversidades mas o menos importantes del día a día, conseguimos con cada paso y cada esfuerzo que hacemos, guiar a un grupo de pájaros con aleteos rápidos y hermosos.
Pensar que esta vida es merecible de vivirla, porque hay tantas cosas ahí fuera...y aquí dentro...
1 comentario:
El día que entendamos que la vida no es una lucha ni una pelea contra nada ni nadie (y menos contra nosotros mismos) sino un no parar, un seguir avanzando, un "siempre avanti" sin retorno, su carga nos parecerá ligera, nos cansaremos menos y empezaremos a disfrutar.
Saludos Try
(llego aquí desde el momento perfecto)
Xi.
Publicar un comentario